El artesanado vadostano comenzó como un arte simple, expresión de un mundo de valores importantes, de amor por el orden, por la familia y por las tradiciones.
Los materiales utilizados eran los que fácilmente se podían encontrar en el territorio: el primero entre ellos, la madera.
Las casas rurales, en general, se construían utilizando sobre todo piedra y madera y recurriendo a ingeniosos encastres entre las vigas, para evitar el uso de clavos.
El mobiliario era simple y funcional; solía hacerse con madera de nogal, por lo cual era casi siempre pesado y macizo. Sin embargo, tampoco en este sector se descuidaban las exigencias estéticas, que incidían en los diversos elementos del mobiliario con motivos decorativos de diversos tipos. Un objeto particularmente apreciado por las familias, que todavía hoy se conserva con cariño, era la cuna de los bebés. El mobiliario típico de la sala en que se desarrollaba gran parte de la vida doméstica solía estar compuesto por un aparador, un arcón y una gran mesa. En esta gran cocina no podía faltar el ratelé de pan, un soporte para secar el pan de centeno.
Entre los utensilios domésticos, se reconocen todavía hoy los tajos de cocina, a menudo decorados con rosetones, como el típico coppapan (con su cuchillo para deshacer el pan negro), y los marcos para la mantequilla y para el pan. Muy curiosos eran, por último, los tocadores de afeitado, actualmente muy difíciles de encontrar y muy buscados: están formados por un pequeño mueble con depósito y un espejo con tapa deslizante.
MADERA
TEJIDOS
OTROS MATERIALES