Las superficies de la madera y de la piedra ollar acogen motivos ornamentales de cánones geométricos regulares, expresiones cuasi-musicales de un espíritu popular que se perpetúa

La técnica de la incisión de la madera o de la piedra ollar nació en el Valle d'Aosta para embellecer objetos de uso común y hacer la casa más bonita y acogedora.

Los primeros motivos decorativos consistían sobre todo en dibujos geométricos, rosetones, estrellas, círculos trazados con compás, ruedas solares. También en cuestión de tallas, el artesano valdostano es autodidacta. Sus reproducciones son esquemáticas y simples, sin por ello dejar de ser sugestivas y llenas de encanto, con decoraciones sobrias, casi exclusivamente simétricas.

El arte decorativo actual ha conservado su arcaísmo tradicional: círculos que se entrecruzan y combinan en infinidad de motivos ornamentales, cruces, iniciales, rosetones, ramas, flores, etc. Muchos de estos motivos decorativos tienen valor simbólico y ayudan a entender el carácter y el espíritu del pueblo valdostano: son símbolos de fe, de adhesión a la iglesia, de amor por la familia. Las iniciales esculpidas en las vigas, ventanas y herramientas simbolizan un vivo sentimiento de propiedad, el deseo de perpetuar la propia estirpe y de dejar un legado a las generaciones futuras.

En la repetición de motivos geométricos, algunos críticos han visto una manifestación de amor por todo lo que es orden y repetición esquemática, demostrada también en la pasión de los valdostanos por la música, la poesía, el canto, el ritmo.