En el Valle de Aosta, los siglos han dejado profundas huellas en el paisaje: monumentos del Imperio Romano, iglesias y fortalezas medievales. El patrimonio cultural también incluye las tradiciones locales y la arquitectura rural.
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Cultura e historia en el Valle de Aosta
El período Romano: una belleza colosal
A lo largo de cinco siglos, el Imperio Romano dejó restos imponentes en el Valle de Aosta: huellas del camino de las Galias; el puente-acueducto de Pondel; y sobre todo Aosta, la ciudad imperial considerada la puerta de los Alpes, cuyo plan de urbanismo Romano se puede rescontrar en sus líneas principales, en las murallas y en sus edificios principales.
En el Valle de Aosta la Edad Media va a escena
El Valle de Aosta, ya antiguamente, era un paso obligado para los puertos de los Alpes. En la Edad Media, era fácil apropiarse de las tierras fuera de los centros habitados, adquirir el rango de señores y cobrar peajes. Así surgieron los primeros asentamientos fortificados. Con el pasar del tiempo, castillos, torres y casas fuertes se convirtieron en un elemento distintivo del paisaje del Valle de Aosta.
Iglesias y santuarios
Iglesias, santuarios, capillas, cruces... a lo largo de la Vía Francígena, pero también en rutas menos famosas, el perfil de los campanarios destaca sobre el fondo de las montañas.
Tradición
La madera y la piedra de la arquitectura rural y muchas otras expresiones del patrimonio cultural inmaterial hablan de un territorio donde las tradiciones están vivas y son auténticas.