En el Valle d'Aosta, los tradicionales zuecos de madera fueron precursores de las modernas botas de montaña
En los valles alpinos, donde generalmente abundaba la madera, antes de que llegaran las botas de montaña, el calzado más común eran los sabot, los tradicionales zuecos de madera.
Este tipo de calzado es de origen antiguo y desconocido: se puede presumir que haya nacido, por feliz intuición de algún artesano, de la necesidad de contar con un calzado robusto y cómodo adecuado para el clima y la naturaleza del suelo.
Los sabot, aparte de ser económicos, tenían la ventaja de ser un calzado cálido y seco, ideal para los rigores del invierno, el barro y la lluvia. Los sabots de hombre eran más voluminosos y consistentes, mientras los de las mujeres tenían el tacón más alto y fino y un perfil más estilizado; por último, los de los niños llevaban lazos que se ataban al tobillo.
Actualmente este calzado se utiliza con fines casi exclusivamente decorativos; sólo en el Valle d’Ayas sigue todavía viva la tradición de usarlos en la vida cotidiana.