En el Valle d'Aosta, el hierro de las minas locales favoreció la artesanía del hierro forjado
Los orígenes de la artesanía del hierro forjado en el Valle de Aosta están ligadas a la explotación de las minas de Cogne y Ussel, que suministraban el mineral necesario para el funcionamiento de las numerosas forjas esparcidas por el territorio regional.
Los artesanos producían sobre todo objetos de uso cotidiano (recipientes, llaves, cerraduras, útiles agrícolas), sin embargo también alcanzaron éxitos artísticos: la fuente del granado del castillo de Issogne es un ejemplo.
De la segunda mitad del siglo XIX, tras la construcción del ferrocarril Ivrea-Aosta, la llegada masiva al mercado valdostano de productos industriales a precios competitivos causó una honda crisis de la producción artesanal del hierro.
Sin embargo, tras la posguerra, el interés creciente por la producción artesanal determinó una recuperación progresiva del sector, hasta el punto de que las creaciones de tipo urbanístico, como barreras, placas, rejas y, para los interiores, lámparas, paragüeros y perchas, son hoy en día complementos valiosos y codiciados para decorar en estilo valdostano villas, viviendas rústicas reestructuradas, refugios.