Las particulares condiciones climáticas del Valle de Aosta crean un hábitat propicio para el crecimiento de hierbas medicinales y aromáticas que aquí pueden expresar sus mejores características. Crecen de forma espontánea en el bosque o en terrenos montañosos y, en algunos casos, se cultivan de forma específica.

Las partes de las plantas (hojas, bayas, flores, frutos, raíces...) se utilizan para aromatizar platos típicos, condimentar embutidos y quesos, destilar finos licores o preparar infusiones con características curativas o calmantes.

Además del genepì, de donde se obtiene el conocido licor, son numerosas las plantas utilizadas tradicionalmente. Entre los más comunes se encuentran el enebro, la genciana, el saúco, la malva, el diente de león, la milenrama, el tomillo…