Miel del Valle de Aosta
La apicultura en el Valle de Aosta es predominantemente nómada: las colmenas se trasladan a diferentes entornos montañosos, desde el fondo del valle hasta las zonas más altas. Al hacerlo, las abejas recolectan néctar y polen de muchas especies de plantas diferentes.
La miel del Valle de Aosta no sufre ningún tratamiento térmico por lo que mantiene inalteradas sus propiedades organolépticas.
La miel de diente de león, de color amarillo intenso, es dulce y tiene un apreciado regusto amoniacal. La miel de tilo, de color muy claro, deja un ligero regusto mentolado. El melado es oscuro y tiene sabor afrutado.
Son productos agroalimentarios tradicionales (P.A.T.) las siguientes variedades de miel:
Miel de flores silvestres
Es resultado de la recolección de néctar de diferentes especies botánicas sin que ninguna sea predominante y es la principal producción local en cuanto a cantidad. Las esencias nectaríferas caracterizan principalmente su intensidad de color y sabor.
Miel de rododendro
La floración del rododendro silvestre, que se produce entre mediados de junio y finales de julio, proporciona una excelente miel ligera con tendencia a cristalizar finamente. Algunos apicultores del Valle de Aosta la apodan "la miel del hielo" precisamente por la particularidad de producirse a gran altura, entre 1.600 y 2.000 metros. Es una miel delicada con aroma floral y afrutado y es ideal para consumir sola o con pan con mantequilla de centeno o para endulzar infusiones.
Miel de castaño
Se recolecta en todo el Valle medio-bajo de Aosta, donde el castaño desempeña un papel muy importante en la cultura campesina. En la miel de castaño, además del sabor dulce típico de la miel, también se puede percibir el amargor que caracteriza su sabor complejo y cálido. Es una miel de cristalización lenta, que mantiene un estado líquido o más viscoso durante varios meses, que combina bien con castañas cocidas o quesos de larga curación.