Situadas en el interior de la Obra Carlo Alberto, las estrechas celdas del Fuerte de Bard, donde eran encerrados los prisioneros, acogen hoy en día un itinerario histórico que guía al visitante hacia el descubrimiento de la historia de la zona militar, que supo ser sitio de tránsito estratégico durante siglos. A través de vídeos, documentos y reconstrucciones en 3D de gran impacto visual, los visitantes pueden conocer la evolución arquitectónica del fuerte, así como a los personajes que han marcado los principales acontecimientos históricos desde el año 1000, pasando por su reconstrucción en 1830, hasta llegar a nuestros días.
Recorrido de visita
Las Prisiones acogen 24 celdas, todas de dimensiones muy reducidas (aproximadamente 1,3 × 2 metros) dispuestas a lo largo de las cuatro secciones precedidas por una galería de entrada, que ha sido dedicada a la representación iconográfica del Fuerte: el atrio acoge un vídeo relativo a la compleja obra de restauración y reconstrucción del Fuerte, llevada a cabo entre 1996 y 2006. Desde aquí, el visitante puede acceder a las primeras cuatro salas de la primera sección, relativas a la transformación del Fuerte a través de varias posiciones caracterizadas por modelos tridimensionales que representan las distintas épocas: romana, medieval, del 1500 al 1600 y 1700.
En las salas subsiguientes, un vídeo da voz a los protagonistas del episodio histórico más significativo de la historia del Fuerte: el asedio por parte de las tropas napoleónicas.
En la segunda sección , Napoleón Bonaparte, el general francés Berthier y el capitán austríaco Bernkopf revelan estrategias ofensivas-defensivas de la ardua batalla sostenida durante la primavera de 1800. El recorrido está embellecido por la proyección de dibujos del topógrafo y pintor Pietro Bagetti y por los escritos de Stendhal, testigos privilegiados de la historia de Bard.
La tercera parte del recorrido presenta el testimonio del capitán del Genio militar Francesco Antonio Olivero, al cual Carlo Felice de Saboya confió la reconstrucción del Fuerte tras el paso de Napoleón. En el interior de una celda se proyectan imágenes y documentos: un relevamiento del Fuerte de 1829 y un proyecto de 1830 muestran como Olivero explota las peculiaridades estratégicas del lugar, proyectando más cuerpos superpuestos para multiplicar las líneas de fuego. Los trabajos fueron realizados en tan solo ocho años.
La cuarta sección tiene como protagonista a Camillo Benso, conde de Cavour, “prisionero” de lujo durante la reconstrucción. A él se le confió, en 1831, la supervisión de los trabajos: por mucho entusiasmo que la empresa pudiese despertar en cualquiera, Cavour vivió la experiencia como un castigo, una “prisión moral” que él mismo definió como un “exilio”. En la sección hay algunos objetos de la vida cotidiana en el fuerte. Una escenografía recrea la atmósfera típica de una celda, mientras que sobre una pared se han montado paneles dedicados a los presidios que se sucedieron en el Fuerte y la reproducción de algunas mesas del ilustrador Quinto Cenni. Sobre dos monitores, un vídeo elaborado en colaboración con el Archivo militar del Genio de Roma, permite descubrir los resultados de una búsqueda sobre los militares que han pasado por el Fuerte en el transcurso de los años.
En la última sala, es posible apreciar la decadencia y el renacimiento del Fuerte en el transcurso del 1900, con una entrevista a Ferdinando Jacquemet, testigo viviente, que narra el último capítulo de la historia de Bard. El recorrido termina con la proyección de una animación que recorre la evolución de los asentamientos militares sobre la roca de Bard, desde el año 1000 a nuestros días.
Al recorrido se le añade una oferta de cuatro talleres didácticos , elaborados según las distintas edades de los estudiantes, desde los jardines de infancia hasta la escuela secundaria de primer grado.