Las imponentes ruinas, visibles a lo largo de la carretera nacional que lleva a Montjovet, evocan la antigua majestuosidad del puente y recuerdan cómo la Vía Consular de las Galias atravesaba esta parte del valle.
De la construcción original sobre el arroyo Cillian hoy queda solo el ala izquierda, puesto que la arcada central se derrumbó en 1839.
Notable por su elegante diseño y revestido de piedras cuadradas de pequeño tamaño, el puente era importante no solo por ser un elemento de tránsito, sino también como símbolo de poder y de solidez constructiva.