Deporte tradicional-popular que lleva dos siglos uniendo a los habitantes del valle
El equipamiento del fiolet es simple: un gran canto liso y redondeado (la pira), una pelota ovalada recubierta de clavos (el fiolet) y un palo llamado èima o maciocca, más grueso en uno de sus extremos para golpear mejor el fiolet. El jugador apoya el fiolet sobre la piedra, lo golpea ligeramente en el borde para lanzarlo al aire, lo golpea una vez más al vuelo, e intenta lanzarlo lo más lejos posible.
El campo de juego es de forma triangular y mide al menos 150 metros. En el centro del terreno de juego se encuentra la piedra desde la que se lanza el fiolet, rodeada por semicírculos concéntricos, a 15 m uno de otro; los jalones (varillas señaladas con números consecutivos) permiten contar los puntos obtenidos después de cada lanzamiento. Cada equipo está compuesto por cinco jugadores; cada jugador dispone de treinta lanzamientos.
El primer campeonato de Fiolet se disputó en 1953, pero este deporte ya se practicaba con anterioridad al pie de montes del Valle como el Cervino y el Mont Blanc, e incluso en el centro de Aosta; Germano Cheillon, de Allein, de la quinta de 1873, contaba: "Ya en los últimos años del siglo pasado, jugaba al fiolet, tanto con jóvenes de mi edad como con otros que tenían muchos años más que yo".
Hoy en día, la final del campeonato se celebra en Brissogne cada 1 de mayo; el vencedor recibe el Batôn d’or. Se practica en primavera, a campo abierto, en cuanto la nieve se derrite y antes de que asome la hierba necesaria para la cría de las razas bovinas del Valle de Aosta.