Las corrientes de aire heladas que soplan en el Valle del Gran San Bernardo han adquirido el sobrenombre de “Coumba Freida”.

Todos los municipios del valle del Gran San Bernardo y del Valpelline tienen costumbres similares, con variantes más o menos importantes.

Sin embargo el frío y el hielo se atenúan con la calidez y la pasión de quienes se dedican a organizar el carnaval más curioso del Valle de Aosta.

Se llevan los trajes típicos de los soldados que seguían a Napoleón en mayo de 1800. 
Las landzette, extraños y en cierta forma inquietantes disfraces de este carnaval, consisten en sombreros y trajes coloridos que recuerdan los uniformes napoleónicos. Son costosos y están confeccionados íntegramente a mano y adornados con cuentas, lentejuelas y espejillos, para reflejar la luz y alejar las fuerzas malignas.
Los rostros se cubren con máscaras que antiguamente eran de madera; en la mano se lleva la crin de una cola de caballo y en la cintura un cinturón con campanilla. Estos elementos son interpretados por los antropólogos como instrumentos simbólicos para ahuyentar a los espíritus adversos.