A diferencia de la leche, que hay que procesar dos veces al día, el procesamiento de la carne es un evento que en muchas familias se ha convertido en una celebración. En diciembre, para aprovechar al máximo el frío invernal, se sacrificaba una vaca o un novillo junto con un cerdo. La carne era el plato festivo, el alimento simbólico de las clases adineradas, y encontrarse con una buena provisión de embutidos y carne en salmuera era una especie de buen augurio para el futuro.
El ganado criado en el Valle de Aosta está estrictamente identificado durante el proceso de matanza. El sistema de control adoptado rastrea el ganado autóctono nacido y criado en la región. El sistema de etiquetado de la carne adoptado de forma voluntaria por un elevado número de agricultores y operadores locales (mataderos y comercios) garantiza el origen de la carne vendida a los consumidores, con características similares de claridad y seriedad.
Entre los productos D.O.P. de la región que merece la pena saborear: el Vallée d'Aoste Lard d'Arnad y el Vallée d'Aoste Jambon de Bosses.