Saint-Marcel
Al final del abrupto barranco del mismo nombre, asentada sobre la margen orográfica izquierda del Dora y a 630 metros de altitud se halla una localidad conocida desde tiempos inmemoriales por sus yacimientos mineros.
Los árboles frutales constituyen la base fundamental de su agricultura, que es la principal fuente de ingresos de sus habitantes.
La iglesia parroquial de San Marcello, erigida en el siglo XVIII, ha ido sufriendo notables reformas; el campanario es del siglo XVI y fue construido sobre una antigua torre que ya existía con anterioridad.
En la zona húmeda denominada “Les Iles”, declarada reserva natural regional en 1995, puede observarse uno de los pocos entornos fluviales donde habitan más de 130 especies diversas de pájaros, como la garza, el ánade real, la focha común y la polla de agua.
El área se sitúa a poca distancia de la ribera derecha orográfica del Dora Baltea, ocupa unas 35 hectáreas de terreno e incluye dos lagos pequeños.
Desde Saint-Marcel se pueden realizar interesantes excursiones al santuario de Plout (958 m) consagrado a “Notre Dame des Hermites”, y al área de picnic de la localidad de Les Druges, desde donde empieza un sendero fácil que en 30 minutos lleva hasta las minas de Servette. (Pónganse en contacto con las guías para una posible visita a las galerías)
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El tiempo de Saint-Marcel es claro reflejo del clima de la parte baja del valle que, debido a su orientación Norte, se caracteriza por una escasa exposición al sol durante los meses del invierno. Por el contrario, el calor estival queda mitigado por la brisa de la vaguada que sopla diariamente de Este a Oeste durante las horas vespertinas (lou battèn). Saint-Marcel es conocido por sus escasas precipitaciones, y está considerado como el punto más árido dentro del contexto alpino, con una media de tan sólo 494 mm de lluvia anual.
Obviamente, la mano del hombre también ha contribuido y continúa contribuyendo a modificarlo. Claro ejemplo de ello son las casas, los puentes, las calles, los canales, los embalses, las excavaciones, etc.
La red hidráulica de este pueblo se fundamenta básicamente en el Dora Baltea y en el Torrente que constituye el origen de casi todos los Ru (antiguos canales de riego), de vital importancia para la economía agrícola y, durante algún tiempo, también para determinadas actividades artesanales: aserraderos, molinos?
Muchos son los manantiales cuyas aguas, debidamente encauzadas, alimentan grandes y pequeños acueductos que satisfacen las exigencias de los habitantes de los poblados y de las casas más aisladas.
En este territorio sólo hay un pequeño lago: es la joya del Layet, engarzada entre los montes más altos del Desfiladero. Este desfiladero, un auténtico oasis natural aún sin contaminar, es el refugio de numerosas especies de animales, plantas y flores. Éste sería el objetivo de los turistas que deseen encontrar un remanso de paz y de tranquilidad.
Hubo una época en que Saint-Marcel era conocido por las actividades de extracción que allí se desarrollaban. De hecho, de sus numerosas minas, que aún hoy siguen visitando investigadores y estudiosos, se extraían manganeso y de calcopirita.