Fénis
En Fénis se puede admirar el más conocido y escenográfico castillo valdostano, que, situado en una hermoso claro, se exhibe con todos los elementos que caracterizan un castillo de época medieval: muros con pespuntes y torres de avistamiento.
El edificio, que ya existía en el siglo XIII, en tiempos de Gotofredo di Challant, se presenta hoy bajo la forma que le otorgó la construcción de Aimone di Challant y su hijo Bonifacio (siglos XIV-XV).
Bellísimos frescos de Giacomo Jacquerio, maestro turinés itinerante y pintor de corte de Amadeo VIII de Saboya, se pueden admirar en el patio (San Jorge matando al dragón para defender a la princesa) y la capilla (Virgen de la Misericordia).
El pueblo se encuentra a 541 metros de altura y está construido en una zona ligeramente elevada, con las espaldas cubiertas por un espeso bosque de castaños.
Habitado ya en época romana para la explotación de los yacimientos de piritas de la zona, Fénis perteneció en la Edad Media a la casa de los Challant.
A espaldas del pueblo se abre el valle de Clavalité, conocido por sus marcadas connotaciones alpinas: el paisaje es idílico y se caracteriza por algunos pequeños pueblos aislandos, con la pequeña iglesia de Notre-Dame de la Neige y los últimos refugios del pueblo de Maison Blanche hacia el fondo de la meseta, en la cabeza del valle.
Clavalité era ya conocida en épocas remotas porque era rica en minerales; además, es el único lugar de todo el Valle de Aosta donde existe un pequeño yacimiento de sal gema.
En invierno, el valle es meta de esquiadores que organizan itinerarios de esquí alpino; en verano, las posibilidades son mayores: desde excursiones de alpinismo a recorridos para mountain bike y paseos a caballo.