Quart
Situado a 536 metros de altura, el territorio de Quart es muy amplio y está salpicado de numerosos pueblos, comunicados por una cómoda carretera asfaltada que sube hasta los 1500 metros de altitud.
En Vollein, un característico pueblo de la colina de Quart, se descubrieron en 1968 los restos de una necrópolis de época neolítica que representan, según los arqueólogos, las primeras huellas de asentamientos humanos en el Valle de Aosta.
El nombre de Quart, de origen romano, se debe a una piedra miliaria que indica la distancia de 4 millas desde la capital de la región.
La población de Villair está dominada por la majestuosa silueta del Castillo de Quart. La parte más antigua del castillo fue levantada en 1185 con finalidad defensiva por Jacques de la Porte de Saint Ours, cabeza del señorío de Quart. El castillo pasó por varias transformaciones en diversas épocas. Las más relevantes datan de la época en la cual fue ocupado por los Saboya (1378-1550), de los cuales se conservan los escudos pintados con la cruz blanca en campo rojo. Son notables los estucos que están encima de la puerta de entrada de la capilla, firmados con el nombre de Gabuti y con la fecha de 1606. Perdió en gran parte su carácter original cuando fue utilizado como granja durante aproximadamente un siglo.
El castillo, que se encuentra todavía en fase de restauración, no se puede visitar. Cuando terminen las obras, probablemente será sede del Museo Etnográfico Valdostano.
La economía agrícola es importante en la localidad, que disfruta de una afortunada posición soleada.
Es interesante destacar que el nombre de Fontina, que se le da a un célebre queso, parece que se puede asociar con el nombre de una pradera alpina -Alpe Fontin- localizada en este municipio, en el que todavía hoy florece la producción de queso.
En el territorio de Quart, en la localidad de Villair, se encuentra el Monasterio Mater Misericordiae, gestionado por las monjas de la orden de las Carmelitas Descalzas. El Monasterio es uno de los centros de espiritualidad en los itinerarios de la fe por el Valle de Aosta. En su interior, merece la pena contemplar el notable altorrelieve que adorna el altar mayor y representa la crucifixión, tallado en un tronco de tilo. Su nombre, de origen romano, se debe a una piedra miliaria que indica la distancia de 4 millas desde la capital de la región.