La vía Francigena fue una de las calzadas más importantes del medioevo, porque conectaba las regiones transalpinas y Roma. Multitudes de peregrinos de diferentes idiomas, países y culturas la utilizaron desde el siglo XI, por lo que se convirtió en un importante lugar de encuentro e intercambio cultural.
No hay que imaginar la vía Francigena como una única arteria que cruzaba la Europa medieval en diagonal de norte a sur, sino como algo mucho menos definido y mucho más complejo. Las fuentes documentales indican que había muchas vías "Francigenas" y que no se trataba de variantes de recorrido de una misma calzada sino de distintos recorridos de igual importancia. En la Edad Media no se creaban grandes vías como en la época romana, y las calzadas medievales no eran elementos estables en el paisaje. Existían más bien "áreas de calzada" y "direcciones de flujo" sin itinerarios preferenciales, ya que todos (mercaderes y peregrinos) tenían varias opciones y proyectaban su recorrido cada vez, utilizando en cada zona que cruzaban la vía francigena local.
Cuando se quería indicar la meta, y no el origen, el nombre de la via Francigena era “vía Romea”, con referencia a los peregrinos dirigidos a Roma. Pero la vía también aparece en las fuentes históricas con otros nombres: vía del rey (via regia), vía pública del conde (via publica domini comitis), vía de los peregrinos (strata pellegrina o pellerina), o bien, casi subrayando la pluralidad de los usuarios, vía pública peregrinorum et mercatorum.
Para conocer detalladamente el itinerario de la vía Francigena en el Valle de Aosta se pueden consultar los apuntes de viaje del arzobispo de Canterbury Sigerico, que en el último decenio del siglo X, al regresar a su patria desde Roma (donde había recibido la investidura papal), apunta las etapas principales de su viaje. En el Valle de Aosta Sigerico cita Publey, localidad cercana a Montjovet, Augusta (Aosta) y Sce Remei (Saint-Rhémy), o bien el diario de viaje del abad islandés Nikulas de Munkathvera, que sigue el mismo camino en 1154 en su viaje de Thingor a Roma, deteniéndose en el "Bjanardz spitali, es decir, en el hospicio del Gran San Bernardo, en Throelaborg (Etroubles), en Augusta (Aosta) y por último en Pont-Saint-Martin, que como antigua aduana del reino itálico había asumido la denominación de Kamar, es decir, "cámara".