Los hospitales para los peregrinos en la Via Francigena
En torno al puerto del Gran San Bernardo, en la Edad Media se creó un sistema de acogida cuyos elementos principales eran el hospicio de San Nicola y San Bernardo, en el puerto del Gran San Bernardo; los lugares de descanso gratuitos (hospicios de Fonteintes, Saint-Rhémy, Saint-Oyen y Etroubles); las posadas de pago en los burgos situados sobre la calzada; un servicio de marronier guías alpinos, encargados de ayudar a los viandantes en dificultad y de mantener las calzadas; un mercado para el abastecimiento de los viajeros.
El primer testimonio de la existencia de una estructura religioso-asistencial en la cumbre del Mont-Joux (paso del Gran San Bernardo) pertenece al año 1100, cuando Umberto II de Moriana-Savoya aumentó la dotación originaria de la “ecclesia Sancti Nicholai Montis Iovis”. En esa fecha, ya existía sobre la colina la iglesia de San Nicola; lamentablemente, las fuentes no permiten deducir ni la fecha precisa de su fundación, ni la fecha de inicio de las funciones específicamente hospitalarias.
La primera referencia explícita a un edificio hospitalario se encuentra en el diario de la peregrinación a Roma y a Jerusalén del abad islandés Nikulas de Munkathvera, que en su viaje de Thingor a Roma (1154) utilizó el paso del Gran San Bernardo y apuntó la presencia del “Bjanardz spitali” en la cima de la colina. La fundación del hospicio del Gran San Bernardo a mediados del siglo XI fue atribuida unánimemente por la tradición erudita valdostana de comienzos de siglo al archidiácono de la Catedral de Aosta San Bernardo, muerto en los años 80 del siglo XI y nacido presumiblemente en el Valle de Aosta, y no en Menthon según dice una tenaz leyenda.
A lo largo de la Via Francigena, cabe recordar asimismo los institutos hospitalarios erigidos entre Aosta y Pont-Saint-Martin: los hospicios de Quart, Nus, Chambave, Châtillon, Saint-Vincent, Montjovet, Verrès, Bard y Donnas.
Asistencia a los viajeros entre el puerto del Pequeño San Bernardo y Aosta
Un sistema de acogida similar había surgido a lo largo del recorrido entre el puerto del Pequeño San Bernardo y la ciudad de Aosta, donde, además del hospicio sobre la colina, había domus hospitales en las localidades de La Balme (Pré-Saint-Didier), Morgex (sede de una importante feria anual, además del mercado semanal) y La Salle.
Prosiguiendo hacia Aosta, se fundaron hospicios también en la zona de Arvier, en la localidad de Leverogne (sobre las paredes exteriores de esta "domus" aún se ven decoraciones del siglo XV que representan la "Cabalgata de los vicios" y las "Obras de Misericordia"), en Villeneuve y en Sarre.
No se conoce la fecha de fundación del hospicio del Pequeño San Bernardo, atribuido a una iniciativa del mismo archidiácono de Aosta San Bernardo. El hospicio es nombrado por primera vez en un documento pontificio del año 1145 (epístola del Papa Eugenio III). El hecho de que, a menos de 60 años de la muerte de San Bernardo, la institución ya llevara su nombre, hace suponer que todo lo que se transmitió acerca de su fundador corresponde a la verdad.