“Al sur, se cierne sobre Chambave, mientras que sus otros flancos están protegidos por el promontorio sobre el que fue construido. El recinto de las murallas es bastante amplio, pero solo fue ocupada su mitad oriental, delimitada por un muro. La entrada está al norte y, originalmente, estaba protegida por edificios que hoy se hallan completamente derruidos. La capilla románica se alza sobre un espolón; por desgracia, han desaparecido casi totalmente las paredes y el suelo. Los edificios habitados estaban adosados a la pared sur, donde estaban más protegidos de eventuales asaltantes. Están en ruinas. Todavía se puede ver una chimenea con dos pequeñas ventanas a los lados. Algunas salas tenían el intonaco decorado con pintura”.

Así describe el historiador André Zanotto en su libro “Valle d’Aosta: i castelli” uno de los fuertes más antiguos del Valle de Aosta, que hoy se ha convertido, justamente, en el símbolo de Saint-Denis.

Su historia es una historia de esplendor, abandono y recuperación; hoy, gracias sobre todo a la asociación cultural “Il maniero di Cly”, el castillo es escenario de importantes manifestaciones culturales que reviven atmósferas célticas y medievales.

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