Valpelline
Situado en una cuenca en la confluencia del valle de Ollomont en Valpelline, una imponente corona de montañas altísimas resguarda Valpelline del viento: las temperaturas estivales quedan mitigadas por su agradable brisa, mientras que las invernales son más bien duras, debido a las escasa exposición al sol.
A 960 metros de altitud, este pueblo, que cuenta con 554 habitantes, está situado en el verdor de una cuenca entre extensos prados y frutales. Ocupa una superficie de 31,42 km2 y está constituido por 23 zonas.
Se llega a Valpelline dejando la carretera nacional nº 27 del Gran San Bernardo en la intersección de Variney. La carretera transitable que bordea el torrente Buthier; fue construida en 1865 y hasta ahora sólo podía accederse a ella a través de un camino de herradura.
Durante la Edad Media, Valpelline pertenecía a los Señores de Oyace, para pasar, sucesivamente, a manos de los Señores de Quart y de De La Tour, convirtiéndose, más adelante, en propiedad de la Casa de Saboya.
La iglesia parroquial está consagrada a San Pantaleone y se remonta a principios del s.XVIII, cuenta con una planta rectangular con tres naves subdivididas por columnas monolíticas de piedra y resulta claramente reconocible por su enorme techo a dos aguas. El campanario adyacente, construido con muros excepcionalmente anchos, y al que entra la luz a través de ajimeces, está coronado por un chapitel y cuenta con una campana del año 1736, célebre por su sonido especialmente armónico.
En este pueblo son muy típicas las casas, que se caracterizan por presentar largas balconadas de madera. Junto a la iglesia parroquial, una casa fortificada denominada “La Tour”, de la época medieval muestra, aún en nuestros días, su antigua y poderosa estructura, que deriva de la planta cuadrangular de la torre original.
El último domingo del mes de julio se celebra la tradicional fiesta de la “Seupa à la Valpelenentse”: Se trata de un exquisito primer plato de origen campesino, típico de la cocina local y regional, que se prepara a base de pan blanco duro, berzas y un queso blando denominado Fontina. Se prepara disponiendo los ingredientes en una cazuela en varias capas alternas, bañándola con caldo de carne y cubriendo la última capa con mantequilla fundida y un poco de canela, la cazuela se mete en el horno y la sopa se toma caliente y de forma que el queso se estire.