Saint-Christophe
A tan sólo 3 kilómetros de Aosta, recostado sobre una amplia zona de colinas en la margen orográfica izquierda del río Dora, a 619 metros de altitud y entre frutales y viñedos, este pueblo goza de una posición extraordinariamente soleada a lo largo de todo el año.
De origen romano, conserva numerosos vestigios arqueológicos de gran interés.
La iglesia parroquial de Saint-Christophe cuenta con un alto campanario románico rematado con un chapitel y abierto mediante un ajimez. En el interior se encuentra un precioso crucifijo del siglo XV que es una de las obras de arte más relevantes de todo el patrimonio de Val d’Aosta.
El municipio está dominado desde lo alto por dos castillos: el Passerin d’Entrèves y el Duca degli Abruzzi. El primero, rodeado por un extenso parque, fue ampliado y transformado para convertirlo en residencia señorial, por lo que sólo las torres laterales y angulares conservan aún su antiguo talante militar. El castillo, aún hoy residencia de los Condes Passerin d’Entrèves, conserva una extensa colección de objetos de arte. El segundo de los castillos es en la actualidad la sede de la Scuola Militare Alpina (Escuela Militar de los Alpes).
A pesar de gozar de una posición privilegiada respecto a la ciudad de Aosta y del impulso económico que supuso la implantación de numerosos comercios en la zona que da directamente a la carretera nacional, la economía del municipio sigue siendo eminentemente ganadera y agrícola.
En Saint-Christophe, muy cerca del territorio del municipio de Quart, se sitúa el aeropuerto regional Corrado Gex, especialmente habilitado para vuelos comerciales y para vuelos de recreo con o sin motor.
En la localidad de Croix Noire se encuentra la pista creada específicamente para albergar la final de los combates de la “Bataille de Reines” que se desarrolla durante el penúltimo domingo del mes de octubre.
La “Bataille” es un clásico en la zona de montaña de Val d’Aosta que cuenta con unas raíces centenarias y que consiste en: un enfrentamiento absolutamente incruento, que tiene lugar entre vacas de Val d’Aosta remendadas y preñadas, que se dividen en tres categorías distintas en función de su peso. Las fases eliminatorias se celebran a principios de primavera en diversas localidades de todo el valle. Con una pizca de ironía, los habitantes de la zona llaman a este recinto el “vacódromo”, aunque bien es cierto que se trata de una construcción necesaria para el transcurso de un espectáculo que atrae a una gran cantidad de aficionados, no sólo residentes, sino también turistas y ganaderos vecinos de las zonas de Vallais y Saboya, grandes conocedores y aficionados también de esta tradición.