Rhêmes-Saint-Georges
A 1218 metros de altitud, este pequeño núcleo de casas dispersas, se sitúa dentro del verdor de una cuenca, con unas magníficas vistas sobre las montañas de los alrededores.
Durante la Edad Media perteneció a los Señores de Sarriod de Introd.
La iglesia de San Giorgio, junto a la casa parroquial, tiene su origen en el siglo XV y fue restaurada en el s. XVIII; el altar de madera del interior se remonta al s. XVII.
La economía se basa fundamentalmente en los recursos que les ofrece la agricultura y la ganadería. Como muchos otros pueblos de montaña, en Rhêmes-Saint-Georges la vocación rural es antigua y muy arraigada: era y es en la actualidad, el municipio más agrícola de Val d?Aosta.
Numerosas eran las explotaciones ganaderas, muchas de ellas de dimensiones pequeñas, algunas más grandes, que se dedicaban a la comercialización de sus productos. En todo caso, se trataba de una economía que necesitaba un cambio para garantizar a la población, principalmente a los jóvenes, la oportunidad de permanecer en su lugar de origen, con la posibilidad de llevar una vida satisfactoria y estimulante.
Por estos motivos, se está llevando a cabo un proceso de conversión de las explotaciones agrícolas en granjas biológicas, que está resultando de interés para todo Val di Rhêmes y que en breve dará lugar al nacimiento de una gama de productos típicos elaborados y comercializados en la localidad. Precisamente en Saint-Georges se construirá una quesería para la producción y maduración de los quesos, dotada también de un punto de venta moderno y atractivo.
Por tanto, para el turismo: el ambiente natural sin contaminar, su ubicación en el Parque Nacional de Gran Paradiso, la presencia de una flora y una fauna excepcionales, además de su antigua arquitectura tradicional ofrecen un potencial extraordinario.
Esta localidad ofrece la posibilidad de dar paseos a caballo durante todo el año, siguiendo los espléndidos itinerarios marcados en los bosques de los alrededores.
La excelente ubicación de este espléndido pueblo, a medio camino entre la vaguada y las altas cumbres nevadas, lo convierten en el sitio ideal para disfrutar de unas vacaciones destinadas a un relax total, quizás con la familia. Entre sus muchas fiestas destacamos la de Sant?Antonio en la que se bendicen los recursos agrícolas y los animales dedicados a las tareas del campo.
Una vez al año, en agosto, un jabalí se convierte en el protagonista de la homónima feria gastronómica.