Patrimonio: Champorcher

Una arquitectura original vinculada a un territorio impracticable

En un valle rocoso e  irregular como el de Champorcher, no eran sencillas las comunicaciones de una margen a la otra de los torrentes. Apoyando las fundaciones de los puentes sobre precipicios rocosos por encima de aguas tumultuosas, los maestros constructores de los siglos XVII y XVIII edificaron obras de arte que resisten aún hoy las crecidas más impresionantes.

A solo 6 km del valle central, en el pueblo de Pontboset, un trayecto reúne varios puentes curvados sobre el barranco de Rathus; estos conducen a los grandes valles de la ladera soleada, donde se concentran varios pueblos abandonados.

Las viviendas, aferradas a la cuesta, se caracterizan por sus ”soulei”, altos henares delimitados por paredes de ejes verticales con pilares en las esquinas. Unas pequeñas casas de piedra de 2 pisos, construidas al lado, servían de secaderos para las castañas, y hasta los 1000 m de altitud recuerdan que la población de este valle pudo desarrollarse únicamente gracias a la presencia de este fruto nutritivo.

Más arriba, el cultivo de cereales asume aspectos heroicos. Los campos de centeno de otros tiempos, en voladizo (salientes) unos sobre otros, gracias a la disposición aterrazada de las cuestas, caracterizan este paisaje literalmente construido por el hombre.

En pueblos como Outre l’Eve, numerosos graneros para las gavillas y el trigo dan testimonio de la habilidad de los carpinteros de esta original vaguada alpina sin descubrir.

El museo etnográfico del cáñamo, en Chardonney, se realizó bajo un antiguo granero del siglo XVIII, amueblando un establo habitado, sobre el modelo de los de Champorcher en invierno. Los habitantes eran especialistas en tejer el cáñamo y desde todo Val d’Aosta se llevaba la preciosa materia prima, indispensable en la vida cotidiana para la confección de ropa íntima, paños y sábanas.

La estructura
El centro de visitantes del Parque Natural Mont Avic ha sido levantado recuperando “Villa Biamonti”, un edificio construido los primeros años del siglo XX para servir como hospedaje turístico. La recuperación ha conservado los elementos más sólidos y característicos del edificio, reinterpretando en términos contemporáneos algunos aspectos particulares como el uso de la madera en espacios interiores. La estructura ha sido diseñada con criterios antisísmicos, disponiendo el uso de materiales de bajo impacto ambiental, así como el respeto máximo a los parámetros correspondientes al rendimiento energético y al uso racional de fuentes renovables.

La visita
En la planta baja se encuentra la oficina de información y una pequeña sala de recibo.
La parte expositiva, complementaria al Centro de visitantes presente en la localidad de Covarey en Champdepraz, ha sido diseñada prestando atención a la participación activa de los visitantes y describe los aspectos geológicos, morfológicos y biológicos de los ambientes de gran altura del Parque.
En el primer piso se encuentran descritas las más interesantes características geológicas y morfológicas del cañón de Dondena, empleando una variada serie de imágenes fotográficas, reportes, modelos dinámicos y una maqueta donde se proyectan mapas temáticos.
Finalmente, en el segundo piso se ilustra la flora, vegetación, fauna y las actividades de pastoreo. Las presentaciones que tratan sobre los pequeños y grandes depredadores son especialmente originales, utilizando modelos y reportes en una óptica inusual.

En el interior del Centro se puede adquirir a un precio de 5,00 € el mapa del Parque Mont Avic en escala de 1:25.000, con información útil para los excursionistas –en idioma italiano, francés e inglés- y con la ayuda de dos suplementos cartográficos simplificados.

La APP “Parco Mont Avic” es una confiable guía de recorridos, refugios y lugares de descanso del Parque, la cual puede descargarse gratuitamente ya sea para iPhone o Android y puede ser usada en modo offline, pudiendo emplearla en puntos donde no llega la recepción telefónica.

Al igual que el Fuerte de Bard, también el castillo de Champorcher formó parte del patrimonio de los poderosos señores de Bard hasta la guerra fratricida entre Guglielmo y Ugo en 1212.
Muy poco se sabe de este primitivo edificio: está documentado que fue quemado a instancias de Ugo de Bard, lo que hace suponer que era, en gran parte, de madera, como muchos edificios altomedievales. Probablemente fue reconstruido en el mismo siglo, seguramente antes de 1276, cuando ya necesitaba ser recubierto de tejas de madera. Según la tradición popular, en la Corseria (actual atrio de la iglesia) había un castillo propiamente dicho, con una capilla que después se convirtió en la iglesia parroquial.
Del antiguo edificio queda todavía la torre de planta cuadrada (poco más de seis metros de lado) con almenas en cola de milano que se encuentra al sudoeste de la iglesia. Utilizada durante la Edad Media como torre de vigía, se puede acceder a ella desde una puerta colocada a cuatro metros del suelo a la que, a su vez, se llega por una escalera de tijera .

Cada pueblo tiene su capilla, generalmente construida en los siglos pasados gracias a legados de los habitantes. Varias capillas mantienen su aspecto original: Verana, Outre-Léve, Salleret, Grand-Rosier, del siglo XVIII; Petit Rosier y Gontier, del siglo XIX; otras se reconstruyeron a finales del siglo XIX o en el siglo XX (Mellier, Vigneroisa, Coudreyt, Chardonney, Grand-Mont Blanc). Se ha edificado también en lugares particulares:
- CAPILLA SANT’ANNA, situada en la planicie sombría de Plan Fenêtre, más arriba del pueblo de Rosier, fundada en 1777 y restaurada en 1985. El 26 de julio, fiesta de Santa Ana, es meta de peregrinación.
- CAPILLA DE LOS DEGRÈS O ECHELLY, situada junto al antiguo camino de herradura, en la garganta homónima, del siglo XVIII, ha sido abandonada; en las paredes del coro hay dos ventanas con vista directa al altar que probablemente utilizaban los transeúntes para una rápida oración desde el exterior. La posición es particularmente sugestiva: el sitio está dominado por una pared de roca impracticable; más abajo pasa la bonita “carretera real”: con imponentes paredes de piedra y fondo de piedras cortadas, fue hecha construir por el Rey Vittorio Emanuele II en 1862 para acceder a la planicie de Dondena, donde se alojaba durante sus batidas de caza.
- CAPILLA DE SAN MARCO, fiesta el 25 de abril, sita en el sugestivo burgo del Grand-Mont-Blanc, conserva en su interior, sobre el altar, un lienzo que representa una ostentación del sudario: el precioso lino es desplegado y sostenido por tres obispos, según uno de los esquemas más clásicos de la iconografía del sudario. Es recuerdo de una expedición especial que transportó el sudario de Chambéry a Turín, y que al pasar dejó signos evidentes en capillas, frescos y monumentos.

Esta iglesia parroquial es fruto de la reconstrucción de una iglesia anterior (de 1532, probablemente construida a su vez sobre otra más antigua), realizada en 1728 por el arquitecto valsesiano Jean Fer (o Ferro), y de posteriores añadidos y transformaciones: la realización del altar mayor de 1741 (obra de otro artista de Valsesia, Giovanni Battista Gilardi) y de los altares laterales (tres de ellos realizados por un artesano de Val d’Ayas, Claude-Maurice Freydoz) entre 1864 y 1868 fue simultánea a la realización de las dos naves. La iglesia original, presumiblemente del siglo XIV, pareciera coincidir, al menos en la parte del coro, con la capilla del castillo de los Bard.

Los altares, de estilo barroco, realizados en madera tallada, pintada y parcialmente dorada, presentan estatuas de santos entre las que destaca, en el centro del altar mayor, la de San Nicolás, patrono de la parroquia; en torno a los nichos de los santos hay numerosas columnas salomónicas y estatuas de querubines.

En el fondo de la iglesia, en la nave izquierda, se ha realizado un museo parroquial con las estatuas de las capillas de las fracciones para salvarlas de los numerosos robos que a lo largo de los años han reducido notablemente el patrimonio artístico y sacro de la parroquia.

Fue construido en 1658, pero el edificio actual es fruto de la reconstrucción realizada en 1881 por iniciativa del párroco Jean-Baptiste Danna y del abad Pierre Chanoux, y de posteriores reformas, la última en el año 2000. Cada año, desde tiempos inmemoriales, el 5 de agosto se celebra allí la fiesta de la Virgen de las Nieves, en la que participan numerosos peregrinos provenientes de Cogne, de Valsoana y de Fénis, localidades que mantenían relaciones constantes con Champorcher a través de los pasos de alta montaña que comunican estos valles.

El museo es situado en el interior de un antiguo edificio del centro del pueblo de Chardonney, donde también se encuentra la sede de la Cooperativa “Lo Dzeut”.

En el museo se puede admirar una antigua establo, memoria histórica y único ejemplo que se conserva hoy en Champorcher. Se pueden contemplar un antiguo telar manual de madera y un urdidor.
Las intervenciones de conservación realizadas en los locales, entre los que figuran una bodega (“crotta”), una cocina rústica (“meison”) y un establo (“boi”) han sido de naturaleza variada, pero siempre respetuosos con el edificio, con el mobiliario y la decoración, teniendo en cuenta su historia y su uso.
El telar ha sido reestructurado y reequilibrado para funcionar perfectamente y utilizarlo para realizar demostraciones.
Se ha realizado también un dispositivo de iluminación de fibra óptica que contribuye a recrear la atmósfera de semioscuridad en la que hombres y animales convivían en invierno.

En Champorcher, tejer el cáñamo era una importante actividad. Este tipo de labor fue practicado por casi todas las familias hasta finales de los años 50 aproximadamente.
La materia prima usada provenía de los pueblos de Arnad y Donnas o se adquiría en el Canavese.
El telar era muy sencillo y no sufrió modificaciones con el tiempo. Estaba construido en madera de alerce con mallas de cuerda y el tejedor todavía realiza el particular lanzamiento manual de la lanzadera. Se conserva un ejemplar de telar en el museo del pueblo de Chardonney.
En las casas tradicionales, el telar estaba situado en la esquina cercana a la ventana, en el establo, para aprovechar bien el poco espacio disponible. Normalmente, se tejía durante las veladas invernales y en primavera se realizaba la colada de la tela nueva. La colada era casi un rito y culminaba con la exposición de la tela a lo largo de la carretera, donde podía ser admirada y valorada por la comunidad.
En la sede de la muestra, se pueden adquirir artículos de cáñamo.