Patrimonio: La Magdeleine

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Asentamiento protohistórico al Monte Tantané

Arqueologìa  -  La Magdeleine

The excavations begun in 2003 to identify the protohistoric settlement located at the foot of the rocky pyramid of Mont Tantané were followed by six search campaigns - until 2010 - and are still far from being complete.
Interesting legendary traditions refer to this site, locally known as Le Reparé du Tantané.
The settlement of Mont Tantané is made up of two different and contiguous groups of huts, separated by a short slope. The upper group (“morena” [moraine], 2441 m above sea level), presents a series of 25 adjoining huts, aligned roughly north-south direction, and has a valley bordered by two moraine ridges at the foot of the scree slope of Mont Tantané. The lower range (“abitato” [settlement], 2425-79 m above sea level) is placed on a large terraced hillside sloping down to the north. Excavations so far have revealed 10 huts on the terraced summit of the town and 3 huts on the terrace immediately below. It is estimated that the whole of the town could include about fifty huts, a much larger number than the higher group of the moraine. On the whole it’s a very considerable settlement, because of the altitude of its location.
The huts were built in dry walls, using elongated blocks of about 60 cm. Their shape is very variable, from square to rectangular, oval, circular, polygonal. They are usually adjacent, to form small groups or arrays. It is not yet clear the type of their coverage, which was probably wooden.
The archaeological remains found in the huts include pottery, tools made by ollare stone, iron, bronze and some Celtic coins. There are also wooden objects and abundant testimonies of edible seeds (cereals, legumes). These remains allow us to date the abandonment of the settlement to the first century BC, which is the final phase of the Iron Age, while at the present state of research, the period of its foundation is not known yet.
However, the biggest question about this high altitude seasonal settlement is about its function, apart from those of mountain pasture; some economic activities have probably developed in relation to the resources on the site, but military-strategic, land control or shelter functions cannot be excluded.

Los hornos de La Magdeleine

Arquitectura  -  La Magdeleine

En tres de las cinco pedanías hay hornos de propiedad municipal abiertos al uso público a condición de que se respeten algunas sencillas reglas.
En Messelod, el horno se encuentra a un lado de la carretera, poco antes de la capilla de San Rocco.
La construcción forma un cuerpo único con un hermoso “rascard” recientemente restaurado y conserva el aspecto de los antiguos hornos valdostanos gracias a una cuidadosa remodelación.
Su boca tiene forma triangular, con una piedra en cada uno de los tres lados; sobre el suelo, directamente debajo de la boca, se ha situado el hueco para las hornadas. En una piedra está grabada la fecha de 1889.
El de Vieu, subiendo hacia los pueblos situados a más altura, es una construcción de piedra con dos planos: el horno ha sido objeto de una moderna restauración que lo ha vuelto más funcional y cómodo.
En el piso de abajo se encuentra el horno propiamente dicho, mientras que una escalera de hierro y madera lleva al piso superior, donde se ha acondicionado un local para amasar y dejar fermentar el pan. Otro de los hornos, recientemente restaurado, se encuentra en la pedanía de Artaz, en las inmediaciones de la fuente rústica que se ve a la izquierda cuando se sube desde los otros pueblos.
En este horno, al igual que en el de Messelod, tampoco existe ninguna estancia adyacente para amasar y dejar fermentar el pan.
En el pasado, había uno o varios hornos, de propiedad privada o colectiva, en cada uno de los cinco pueblos: en efecto, las pequeñas comunidades como la de La Magdeleine se caracterizaban por ser predominantemente autárquicas.
Era tradición que cada una de las familias cociese el pan necesario para todo el año en una sola ocasión, comenzando en los primeros días del mes de diciembre. Después, el pan se guardaba en pesebres de madera llamados “ratélé” y se partía cuando se iba a consumir con un utensilio expresamente diseñado para ello: el “copapan”.
La desaparición de esta tradición y el correr del tiempo han reducido considerablemente el número de hornos. Los que todavía funcionan presentan dimensiones variadas, pero características constructivas comunes. Uno de los rasgos más característicos es la zona que está delante del horno, que garantiza siempre un buen refugio frente a la lluvia o la nieve.
El espacio para recoger las cenizas es siempre muy amplio, puesto que no se tiraban, sino que se utilizaban para “fae bouya”: lavar la ropa de la casa.

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    sindaco@comune.la-magdeleine.ao.it

Los molinos de La Magdeleine

Arquitectura  -  La Magdeleine

Los molinos de La Magdeleine conservan todavía hoy una gran fascinación que hace evocar los tiempos pasados, en los que el molino era el centro de la civilización campesina.
En las pedanías de Brengon, Clou y Messelod, alineados junto a un pequeño curso de agua que recoge las aguas de varios manantiales situados bajo las pendientes del Monte Tantané, se encuentran nada menos que ocho molinos de los cuales han sido remodelados siete; tres de ellos, después de muchos años, todavía son capaces de moler los cereales, cultivados en las soleadas pendientes de las formaciones que rodean el pueblo.
Los orígenes de estas construcciones se pierden en los siglos, pero cuentan con una cierta antigüedad, al igual que los primeros asentamientos humanos en la ubicación actual del municipio de La Magdeleine.
La importancia de los molinos en la economía rural de aquel tiempo se ve ratificada también por el hecho de que muy a menudo, junto con la propiedad de un campo o de una porción de terreno, se transfería también el derecho a utilizar un determinado molino durante un período de tiempo.
La singularidad de los molinos consiste también en el hecho de que están distribuidos “en cadena”, con el fin de aprovechar al máximo la poca agua disponible; esto, obviamente, condicionó también la “tecnología” utilizada: se trata de molinos de rueda hidráulica horizontal, con toma directa desde las muelas, esto es, sin utilizar engranajes o mecanismos.
Además, con el fin de utilizar el agua de la forma más racional posible, era imprescindible que la actividad se realizase casi al mismo tiempo en los ocho molinos: con este método, el resultado era que la capacidad de trabajo del agua prácticamente se multiplicaba por ocho. Así, se establecieron reglamentos muy precisos de uso de los molinos que regulaban tanto las modalidades y tiempos de funcionamiento como los derechos de uso de cada participante o propietario.
Según la costumbre, también los molinos de La Magdeleine tenían nombres derivados de su localización, de sus propietarios o de la familia que los había construido. Los nombres de los molinos, que han podido ser recuperados gracias a los recuerdos de los ancianos del pueblo, son los siguientes (desde el molino más alto): moulin hatu, moulin d’Arfonse, moulin di Tonne, moulin di Chioset, moulin de la Place, moulin di Mule y moulin di Messelou.

Durante el verano están abiertos los primeros tres molinos para descubrir con visitas gratuitas. Para grupos y grupos escolares es posible organizar visitas guiadas, contactar con los guías turísticos calificados del Valle de Aosta incluidos en las "listas regionales" .

 

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Iglesia parroquial de Santa María Magdalena

Iglesias y santuarios  -  La Magdeleine

La Magdeleine formó parte de la parroquia de Antey-Saint-André hasta 1789. Sin embargo, ya en 1774 se había erigido la iglesia parroquial dedicada a Santa María Magdalena, que da su nombre al municipio.
En 1795 el párroco Joseph Grange hizo construir un terraplén en torno a la iglesia para remediar la humedad que subía por las paredes y en 1816 los pisos se sobreelevaron 1,80 metros, con la consiguiente construcción de un acceso de 12 escalones.
Además se realizaron otras transformaciones, ya que en la visita del delegado de Monseñor Duc F. Marco Benchod se mencionan restauraciones y una prolongación hacia la montaña. De hecho, el coro se desplazó al este y la nave se amplió. Las obras se realizaron en 1886, mientras que el pórtico actual tiene pocos años.

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La capilla de San Roque a Messelod

Iglesias y santuarios  -  La Magdeleine

Dedicada a San Roque, es la más antigua del pueblo. Según documentos notariales se fundó el 7 de junio de 1672 por iniciativa de Michele Messelod; se trata de una construcción de dimensiones relativamente contenidas.
La fachada externa presenta tres pinturas: a la izquierda está representado San Roque con el perro que le llevaba el pan, en el centro Jesús Crucificado, y a la derecha San Sebastián, atravesado por flechas. Todo ello coronado por el símbolo de la Divina Trinidad y la inscripción “año 1827” (época correspondiente a una restauración significativa).
En el interior hay un retablo de altar de 1673 que representa a la Virgen con los santos Roque y Sebastián a uno y otro lado. En el medio de la capilla, sostenido por la viga de cadena, destaca un gran crucifijo de madera en el cual Cristo aparece sangrando en todo el cuerpo, conforme a la devoción habitual de aquel tiempo. Dos pequeñas estatuas de madera parcialmente doradas representan un santo y una santa no identificados

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La capilla Notre Dame de la Neige a Vieu

Iglesias y santuarios  -  La Magdeleine

Esta capilla, pertenecente al año 1739 y realizada gracias a un legado de Anna Maria Vittaz Dujany, está dedicada a la Virgen de las Nieves.
La construcción, sobre un terreno con pendiente acentuada, con frecuencia ha requerido importantes intervenciones de mantenimiento. Se recomienda detenerse en la pequeña anteiglesia, delimitada por rústicas paredes de piedra, con la sombra de unos árboles frondosos. Se accede por una escalinata de piedra escarpada, consumida por el tiempo: el panorama es espléndido por su belleza y serenidad. El interior, bastante austero, está decorado con un retablo que representa a la Virgen con el Niño, a cuyos pies figuran una santa y San Grato.
A pocos cientos de metros, en el camino de herradura que pasando por Herin conduce a Antey-Saint-André, se puede ver el oratorio dedicado a Notre Dame de Tout Pouvoir, construido allí donde la peste de 1630 se detuvo, sin llegar a los “magdeleins”.

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La Magdeleine in miniature

Museos  -  La Magdeleine

La Magdeleine en miniatura, la maqueta en relieve a escala 1:87 que representa fielmente hasta el más pequeño detalle de la localidad del Valle del Cervino, se puede admirar en el Ayuntamiento.

Su creador, Mario Castelli, jubilado y artista, eligió vivir en La Magdeleine en 1990, después de haber trabajado durante mucho tiempo como funcionario y vidriero para prestigiosas empresas francesas y belgas; desde hace unos veinte años trabaja durante cuatro o cinco horas al día en una sala del edificio municipal para crear una obra maestra en miniatura, la maqueta de La Magdeleine con sus cinco pedanías.

Se ha reproducido todo: la iglesia parroquial, los 200 edificios, el ayuntamiento, las áreas verdes, las calles, los molinos, los arroyos e incluso a los magdeleins y los veraneantes (algunos de ellos se han reconocido, asomados a los balcones, mientras charlan entre ellos o de paseo con el perro…).

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Traje típico de La Magdeleine

Tradiciones  -  La Magdeleine

El traje de La Magdeleine se basa en la ropa navideña que usaban los campesinos de la casa de Cly, rama de la noble familia feudal Challand.

En el delantal están representadas, entrelazadas, cinco flores que simbolizan los pueblos de La Magdeleine: la genciana de Messelod, la margarita de Clou, la anémona de Brengon, la rosa de Vieu y la edelweiss de Artaz. El traje se completa con un mantón de lana blanca y un gorro en el que sólo está bordada la flor correspondiente al pueblo al que hace referencia el traje.