A lo largo de la carretera que desde el centro de Torgnon llega a la aldea Petit-Monde, hay una preciosa capilla dedicada a Notre-Dame de Pitié. Realizada entre el 1720 y el 1730, la capilla está engastada en la montaña, justo a lo largo de la ruta entre las aldeas Mongnod y Triatel y representa un importante lugar de devoción para los habitantes de la zona.
Este trozo de la ruta, expuesto a aludes y derrubios, se obstruía completamente durante el invierno, aislando totalmente las aldeas Étirol y Triatel.
Uno de los elementos más interesantes del edificio es la sacristía, que asoma un poco hacia la carretera. Sobre una de las dos paredes hay un pequeño canal de madera inclinado, a través del que los fideles podían hacer deslizar sus ofrendas, a veces en forma de trigo, directamente hacia el interior de la capilla.
La creación de este lugar sacro está conectada con un evento milagroso que se cuenta en la tradición popular. Se dice que algunos pastores encontraron una estatua de la Virgen engastada en la montaña; la trajeron consigo al pueblo, pero el día siguiente la estatua reapareció en la cavidad en la que había sido descubierta. El fenómeno se ripitió también después que la estatua había sido traslada a la iglesia parroquial: cada vez, la estatua volvía en su lugar de origen. Los habitantes del pueblo decidieron así edificar un pequeño oratorio justo allí, donde hoy encontramos la capilla que guarda la estatua milagrosa.