Descripción del recorrido

Desde el municipio de Ollomont, se continúa hasta la localidad del Rey donde se puede aparcar en un cómodo aparcamiento. Aquí cruzaremos un puente y subiremos por la izquierda hacia la Locanda delle miniere, que rodearemos siguiendo las indicaciones hacia Alta Via 1 (señal triangular amarilla) Tras algunas curvas se llega a cruzar el camino de tierra de la ru du Mont y aquí deberemos tener un poco de cuidado: hay que seguir el camino de tierra llano a la izquierda aunque hay indicaciones de los senderos 1 tanto triangulares como redondos (1 triangular = Alta Vía; 1 redondo recorrido circular que asciende con mucho desnivel y mucho más largo). Llegados a este punto se continúa por el bosque hasta que el camino se vuelve más aventurado con tramos de sendero excavado en la roca, si bien existen protecciones y cuerdas metálicas a las que nos debemos sujetar para mayor seguridad, es necesario tener cuidado. Se atraviesa un pequeño arroyo sin puente buscando el punto más conveniente para ‘saltar’. Tras un breve tramo se llega a la entrada de la galería de donde llegan las aguas del ru du Mont. La galería normalmente no está iluminada por lo que es imprescindible llevar una linterna a pilas. Desde la entrada se ve un lejano punto blanco, es la salida a 700 metros. El agua discurre por el interior de un canal con pared y red protectora y su ruido nos acompaña todo el trayecto. Al salir de la galería, deberemos girar a la derecha y continuar durante unos 300 metros hasta alcanzar la carretera asfaltada. Desde aquí, la vista es espectacular sobre el Becca di Nona y sobre el Monte Emilius pero sobre todo sobre la encantadora pequeña iglesia de Chatelair, solitaria en un pequeño promontorio rodeada de vegetación. Para el regreso, si lo desea, puede regresar eligiendo el ‘camino peatonal’ indicado en un panel especial, pero esta ruta es mucho más larga, con mucho más desnivel en cuanto pasa por el Centro de Visitantes de Fontine en Frissonnière di Valpelline, por lo que recomendamos el regreso por el mismo itinerario. Obviamente, hay que volver a recorrer la galería construida tras la guerra para permitir el paso de las aguas del canal de riego, el ru. Cuenta la leyenda que este ru, que como hemos visto en algunos puntos está excavado en las escarpadas paredes de la montaña, era tan preciado que estaba custodiado por un guardián y una serpiente blanca (en realidad, un hada protectora). El sustituto del guardián mató a la serpiente y desde ese momento el canal comenzó a destruirse. Sólo la galería restauró el paso de las preciosas aguas.