Los pueblos medievales de “Etroubles” y de Saint-Rhemy se encuentran sobre la vía romana que desde la ciudad de Aosta ascendía por las laderas de los Alpes Peninos (Alpis Poenina) en dirección al Vallese y al norte de Europa.

Como un “piquete” en el recorrido, el campanario de la iglesia parroquial domina estos complejos arquitectónicos tan característicos, pueblos de camino que fueron construidos siguiendo un eje principal de circulación en la confluencia de 2 torrentes y en correspondencia con los puentes. Los ejes secundarios conducían a los molinos y a las forjas.

Las fachadas de las casas del pueblo, que se abren con grandes portones de acceso, dan a la vía principal; a través de los portones se entra a unos patios internos o a un largo pasillo, con cajas de escaleras que ofrecen un acceso cubierto a todos los pisos de las grandes casas de piedra que antaño eran cuadras y heniles. La fecha de construcción y las iniciales de los jefes de obra aparecen grabadas en los arquitrabes o fraguadas en las verjas de hierro forjado.

En el pasado, estas aglomeraciones urbanas disponían de franquicias que atribuían a sus habitantes la función de “marronniers” (guías para atravesar el paso del Gran San Bernardo tanto en invierno como en verano), contaban con una posada, estaban rodeados de murallas, vigilados por rondas de guardias y sus puertas se cerraban durante la noche.

La Via Francigena, que hasta la Edad Media era la única gran vía que unía Italia e Inglaterra, pasa por Saint-Rhémy y Étroubles; en efecto, se trata de la vía principal de estos pueblos que, desde el paso del Gran San Bernardo, se recorría a pie, a caballo o a lomos de mulo para ir a Roma.