Una experiencia emocionante, en presencia de importantes cumbres, consideradas en el mundo verdaderas maravillas de la naturaleza.
No hay que ser alpinista para subir a elevadas alturas: gracias a estos teleféricos, obras maestras de ingeniería, es posible llegar velozmente a alturas de más de 3.000 metros para admirar de cerca el Monte Bianco, el Cervino y los panoramas alpinos alrededor.