La parroquia se puso bajo la protección de San Orso, un sacerdote valdostano que vivió entre el siglo VII y el VIII. La tradición popular afirma que el santo habría saneado la localidad, originariamente inhabitable. Un papel importante en este sentido habría sido el de los canónigos de la colegiata aostana de San Orso, de quienes la parroquia dependía ya en 1184. Los canónigos la tuvieron hasta 1820, año en que todos los derechos pasaron al obispo.

En 1642 el edificio asumió su aspecto actual después de las obras de ampliación. El campanario se construyó en 1840, cuando el anterior se demolió por problemas de altura y estabilidad. La iglesia es de planta regular. Tiene una sola nave, redecorada por el pintor Pirlato en 1960, que conserva preciosos altares del siglo XVIII, en madera esculpida y dorada, con columnas salomónicas.