En ubicación aislada del centro del pueblo, la torre acastillada fue citada ya en un documento de 1197 que habla de un “allodio ad Ayacy” donado por un hombre llamado Ricalmo a la iglesia de Sant’Orso. Tras pertenecer a los señores de Oyace, de los que apenas se conservan más datos que el nombre, fue desmantelada por Amadeo IV, conde de Saboya.
El elemento más interesante es su planta octogonal, única en el Valle de Aosta.
Según una leyenda de la tradición popular, la torre fue construida por un grupo de sarracenos que se refugiaron en Valpelline en torno al 1000 d.C.