Cascadas de Lillaz
Localidad: Cogne
Un lugar que no debe perderse: la primera cascada está al alcance de todos y la ruta circular para verlas a todas es una excursión fácil (menos de 2 km y 100 metros de desnivel) que ofrece destellos para recordar.
Descripción del recorrido
Las cascadas de Lillaz están formadas por varios saltos rocosos a través de los cuales discurren las abundantes aguas del arroyo Urtier, que han excavado profundas depresiones entre las rocas que caen en pico.
El paseo por entre las cascadas es un recorrido clásico para quienes pasan sus vacaciones en el valle de Cogne y tiene muchos visitantes, sobre todo en verano. En invierno, las cascadas son destino de los amantes de la escalada sobre hielo.
La subida se realiza completamente por un sendero, por veces deslizante; para bajar, hay que caminar por una carretera asfaltada cerrada al tráfico.
Al llegar a la pedanía de Lillaz, dejar el coche en la explanada que está a la derecha hidrográfica, poco antes del puente que permite llegar al núcleo más antiguo de la aldea. Dejar atrás el arroyo Urtier y atravesar el pueblo, siguiendo las indicaciones para las cascadas; al salir de la población, el sendero discurre sobre un rellano, a lo largo del arroyo, dejándolo a la izquierda.
Caminando entre grupos de alerces, se llega a la base de las cascadas e, inmediatamente después, se puede ver un primer salto de dimensiones moderadas; más arriba, tras recorrer un sendero un poco más escarpado, se llega a un segundo salto, el primero de una cierta importancia: la abundante agua del Urtier cae en una cuenca profunda que ella misma ha excavado a lo largo de los siglos.
Después, el sendero se encarama, todavía más escarpado, por la ladera de la montaña, pasa junto a una cascada de dimensiones modestas y, finalmente, llega a un puente de madera desde el que se puede disfrutar de una insólita vista del salto intermedio.
Tras el puente, el sendero desemboca en un rellano cubierto de hierba (a unos 1745 metros de altitud, el punto más alto de la caminata), desde donde aparece en todo su esplendor la tercera cascada, tal vez la más espectacular por sus juegos de agua y por las imponentes estratificaciones que le dieron vida.
Después hay que retroceder y retomar el sendero que se aleja del arroyo con un trazado casi plano y que llega, finalmente, a la carretera transitable (cerrada al tráfico) que sale de Lillaz y llega después a la pedanía de Gollie. Al llegar a la carretera, girar a la izquierda y bajar de nuevo a la explanada de Lillaz, donde se podrá disfrutar de espléndidas vistas de los glaciares del barranco de Valleille.