Según la tradición, en este edificio, situado en Via Sant’Anselmo 66, nació Anselmo de Aosta (1033-1109), que se convertiría en abad del monasterio de Bec, en Normandía, y después en arzobispo de Canterbury, en Inglaterra.
Anselmo de Aosta es conocido como teólogo y filósofo y, en particular, su nombre está vinculado al argumento ontológico de la existencia de Dios.

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